Consigue más resultados con menos esfuerzo
Podríamos decir que las personas se pueden dividir en dos grupos: Las activas y las perezosas. El primer grupo tiene tendencia a hacer muchas cosas para poder conseguir mayores resultados. El segundo, por el contrario, acepta conseguir menores resultados si de esa forma también reducen el nivel de esfuerzo requerido. Pero… ¿Qué me dirías si te dijera que es posible conseguir los resultados de los primeros con el esfuerzo de los segundos? Déjame ponerte un ejemplo para que veas a qué me refiero.
Imagina que tienes un jardín en tu casa y que, para regar esas plantas espectaculares que tienes, necesitas una manguera flexible conectada a un grifo de agua. Imagina ahora que en la manguera, por algún motivo, se ha hecho un nudo en mitad de la misma. Podríamos observar que el caudal de agua que sale del grifo es muy superior a la cantidad de agua que llega a las plantas precisamente por la presión ejercida por el nudo. Ante esta situación tenemos dos opciones: Podemos abrir más el grifo para que el caudal entrante sea mayor (corriendo el riesgo de que al aumentar la presión, la manguera se acabe rompiendo) o bien podemos eliminar el nudo y dejar que el agua fluya libremente.
Muchas veces, nos obcecamos en poner más esfuerzo, tiempo y dedicación para conseguir mejores resultados. Sin embargo no somos conscientes de que, analizando adecuadamente las situaciones, podemos encontrar esa pequeña acción que obtenga los mejores resultados. Tenemos que entender también que, nuestra energía, tiempo y atención son limitados. Por ello, podemos permitirnos invertir nuestros recursos en acciones que aporten algo significativo en nuestras vidas pero deberíamos intentar evitar todas aquellas que no sean estrictamente necesarias. A este concepto lo llamaré fricción y es uno de los conceptos principales de las metodologías Lean.
Con ello, la fricción es la oposición que el nudo de la manguera ofrece al paso del agua. Intentaremos eliminar todas estas situaciones de nuestras vidas con el fin de que las acciones significativas sean más fluidas teniendo el menor número de obstáculos posible. Aterrizando el concepto de fricción en el tema de los hábitos, podemos diseñar nuestros hábitos de tal manera que tengan la menor fricción posible. Es mucho más sencillo ir regularmente al gimnasio si se encuentra próximo a nuestra casa o trabajo que si está en las afueras de la ciudad o hacer una compra adecuada en el supermercado si establecemos el disparador de esa acción tras una cómida saciante (ya que evitaremos las tentaciones imposibles de rechazar cuando estamos hambrientos). En definitiva, establece sistemas que sean lo más sencillos posibles eliminando todas las distracciones, pasos innecesarios y tentaciones de las que seas capaz.
Espero que te haya gustado este artículo y que te haya dado alguna idea que puedas aplicar en tu vida. Nos vemos en el siguiente artículo.