La inconsistencia temporal

Para entender en qué consiste la inconsistencia temporal tenemos que hablar primero del contexto en el que la mayor parte de nuestro cerebro evolucionó y cómo éste ha cambiado hasta nuestros días.

Todo el reino animal incluyendo al ser humano primitivo habitan en lo que los psicólogos denominan un entorno de respuesta inmediata, es decir, el único tiempo que realmente importa es el presente y el futuro inmediato. Las preocupaciones se reducen a cómo me encuentro en este momento, se realizan ciertas acciones en consecuencia y se obtiene una recompensa principalmente inmediata: Si en este momento tengo hambre, voy a cazar un conejo, lo como y me siento saciado. Si tengo frío, busco una cueva que me proteja de las inclemencias e inmediatamente tengo menos frío. Si que es verdad que se pueden encontrar algunos ejemplos de planificación a largo plazo, pero se suele tratar de respuestas instintivas y no realmente decididas por el individuo.

Tenemos que ser conscientes de que para la mayor parte de la existencia de nuestra especie y especies anteriores a la nuestra, éste era el entorno predominante. Sin embargo, en los últimos 500 años se ha producido una revolución significativa en este sentido y hemos sido arrastrados a un entorno de respuesta retardada. A día de hoy, la mayoría de las acciones que realizamos caen en esta categoría y sin duda alguna, las más importantes. Desde comprar una casa con una hipoteca, a formarnos en el instituto durante muchos años para conseguir un buen puesto de trabajo el día de mañana. Son esfuerzos que hacemos en el presente con la expectativa de obtener una recompensa el día de mañana. (En todo momento me estoy refiriendo a la motivación principal, es evidente que el aprendizaje obtenido en el instituto no solamente vale para conseguir un puesto de trabajo y el hecho de comprar una casa permite que tengamos una vivienda donde desarrollar nuestra vida personal y familiar).

Pues bien, si lo analizamos detenidamente, hay una cierta inconsistencia entre el contexto en el que nos encontramos y cómo nuestro cerebro evalúa. Estamos constantemente realizando acciones cuyo resultado lo obtendremos a largo plazo cuando en realidad, lo que el cerebro prefiere son respuestas inmediatas. A esta inconsistencia la denominamos “Inconsistencia temporal” y con ella se pueden explicar muchas de las conductas sorprendentes que vemos a nuestro alrededor.

Un ejemplo claro lo podemos encontrar en fumar. Fumar produce una sensación de bienestar, nos relaja, reduce el estrés, nos sentimos aceptados por el grupo, evita la incomodidad de qué hacer con las manos cuando nos sentimos observados y muchas sensaciones más todas ellas de respuesta inmediata. También es verdad que puede matarnos y generar multitud de problemas de salud pero eso no ocurrirá en un horizonte temporal cercano por lo que en la balanza de nuestro cerebro, hay un claro ganador. Parece contradictorio e incluso ridículo que a menudo hagamos acciones evidentemente negativas para nosotros mismos, pero esta es una de las razones principales y es importante conocer cómo funcionamos por dentro para poder tomar decisiones más “inteligentes” en el futuro. Seguiremos profundizando en este tema y cómo podemos sacar ventaja de esta “debilidad” en los próximos artículos.

NOTA: Quiero recordar que este blog es principalmente personal, ideas interesantes que voy encontrando y quiero dejar plasmadas para mi yo del futuro. Por ello, mi intención no es crear controversia, no soy psicólogo y entiendo que el hecho de fumar es un contexto tremendamente complejo, redacto este artículo con el mayor de los respetos.

Espero que la temática de esta publicación haya sido de tu interés, sea util de cara a conocer un poco mejor por qué suceden ciertas conductas y nos vemos en el siguiente artículo