Los 4 pasos del hábito
¿Cómo funciona nuestro cerebro?
Simplificando mucho la historia, podemos decir que una de las funciones principales de nuestro cerebro es analizar las situación para tomar decisiones. Algunas son muy sencillas de tomar (si prefieres tomar un cappuccino o un café americano, si te vas a poner la camiseta negra o la blanca…) y por el contrario otras son muy complejas (dónde voy a vivir, a qué me quiero dedicar…).
El análisis previo que necesitamos para inclinar la balanza a un lado o al otro es costoso energéticamente hablando y digamos que, a nuestro cerebro no le gusta trabajar por trabajar. Además, no siempre la decisión que tomemos va a acabar exactamente como esperamos, es normal y habitual que entremos en un bucle de pruebas y errores hasta que damos con una solución que nos satisfaga. Por ello, si la situación que estamos tratando de solventar ya ha sido resuelta con anterioridad y su final fue satisfactorio, nuestro cerebro tiende a reutilizar la misma solución intentando minimizar el esfuerzo. Cuantas más veces resolvamos el mismo problema de la misma manera, con más fuerza el cerebro tratará de aplicar la misma respuesta y creará una regla mental para ello. Precisamente esto de lo que hablamos es un hábito, una solución de confianza a un problema recurrente que sucede en nuestro entorno.
Ahora que sabemos qué son y cómo se originan tratemos de entender un poco más qué pasos suceden en la creación y permanencia de los hábitos. Podemos localizar los siguientes pasos:
- Disparador: La señal que hace que nuestro cerebro inicie un nuevo comportamiento. Puede ser una acción, una conversación, la exposición a una situación… y nos indica la posibilidad de una recompensa cercana por lo que genera un deseo.
- Deseo: El anelo que se espera conseguir con el hábito y que fue generado por el disparador anterior. Es la expectativa de la consecución de la recompensa.
- Conducta: La acción que lleva asociada el hábito y que va enfocada en lograr la recompensa. Obviamente, la ejecución de la misma conlleva una energía proporcional a la dificultad de la tarea. Por ello, un hábito solamente se desarrollará completo si el deseo de la recompensa es mayor que la fricción que la acción conlleva.
- Recompensa: La consecuencia que tiene la acción anterior y cuyo deseo justifica la realización del proceso
Podemos concluir con lo anterior que, un hábito nunca sucederá sin los primeros tres pasos y que nunca se repetirá sin el cuarto por lo que cada uno de ellos es fundamental e imprescindible. Lo podemos representar en el siguiente diagrama.
Espero que este artículo te haya parecido interesante y que el hecho de comprender mejor cómo funciona nuestro cerebro, te ayude en la creación y consolidación de tus hábitos.