Los momentos decisivos

José María López Palomo
3 min readJun 15, 2022

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Porque a mi también me ha pasado, estoy seguro que estarás pensando que organizar tu vida mediante los hábitos se puede volver complicada, siempre potenciando el autocontrol y la fuerza de voluntad. ¿Por qué no podría ser tan sencillo como comer chocolate que surge la energía de manera natural? Ya hemos explicado algún truco para evitar la fricción y hacer el proceso más llevadero pero hoy te quiero hablar de un concepto al que llamaremos “los momentos decisivos” que te demostrarán que no es tan terrible como parece.

Si lo pensamos detenidamente, un hábito puede ser extremadamente simple y a menudo requiere solamente algunos segundos o minutos en ser completado. Sin embargo, en la mayoría de ellos, la propia ejecución del hábito desencadena una serie de acciones que se alargan mucho más en el tiempo. Digamos que a efectos globales, un hábito puede ser el disparador de muchas más acciones.

Un ejemplo personal sucede en la decisión que tomo justo nada más terminar de comer. Creo que no lo he comentado en ningún momento pero intento, en la medida de lo posible, aplicar el ayuno intermitente. (Ya hablaré más del tema y de las dificultades que encuentro). Por ello, la comida que hago a medio día es la principal y las cantidades son mayores de lo habitual. Pues bien, si nada más terminar de comer decido quedarme en el sofá descansando unos minutos, irremediablemente me entra sueño, dormiré una siesta y probablemente la productividad de la tarde caerá considerablemente. Sin embargo, si según termino de comer salgo a caminar, me mantendré activo, haré más ejercicio, me dará el sol y cuando vuelva tendré toda la energía del mundo para continuar la jornada con alta intensidad.

Si analizamos mi conducta, dar un paseo me resulta algo extremadamente placentero y sencillo. Tomar el sol me hace sentir genial. La sensación de mantenerme activo y haber hecho muchas cosas es una de mis favoritas cuando me voy a dormir. La ejecución de todas estas acciones no me suponen ningún tipo de fricción. El único momento en el que tengo que realmente enfocar mi energía es en la toma de decisión cuando dejo el tenedor encima de la mesa. Este momento es un “momento decisivo”. Si lo pensamos de manera global, un buen día se compone simplemente de buenas decisiones en los momentos decisivos.

Esta idea la podemos ver representada en la siguiente imagen:

Como podemos ver, cada uno de los nodos del grafo es un momento decisivo. Es aquí donde deberemos centrar nuestra atención y aplicar toda nuestra energía para que, la consecución de decisiones fundamentales, nos lleve cuanto más arriba posible y haga que ese día, sea digno de recordar.

Espero que este artículo haya sido interesante para ti y te de un poco de aire fresco para continuar aplicando nuevos hábitos que hagan que tu vida sea un poco mejor cada día. Nos vemos en la próxima publicación.

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José María López Palomo
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Written by José María López Palomo

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