Objetivos vs Sistemas

José María López Palomo
4 min readNov 9, 2021

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¿Por qué fallamos tanto cuando nos ponemos objetivos?

Históricamente el planteamiento tradicional para conseguir nuevos resultados ha sido marcarnos objetivos. Desde estudiar para los exámenes a perder peso en la operación bikini. Hay frases muy interesantes y atractivas que plasman este tipo de ideas como: “Un objetivo es un deseo con una fecha”. Sin embargo, a menudo vemos que el poder de retención recae sobre la motivación del individuo y ésta sobre la cercanía de resultados visibles. Por eso es tan habitual ver gimnasios repletos de gente en las primeras semanas de Enero y mucha menos gente tan solo unos meses después.

Analizando conceptualmente la idea de objetivo nos damos cuenta de los siguientes puntos negativos:

  • Primero y uno de los más importantes, los objetivos no dependen totalmente de ti. Si tu objetivo es ser el mejor jugador de fútbol de la historia, no solamente depende de la calidad que tengas con el balón o el físico portentoso que trabajes. También depende de otras circunstancias externas como el resto de jugadores o que las lesiones respeten tu carrera deportiva.
  • En segundo lugar, no son progresivos. Por ello, o conseguimos el objetivo o fracasamos estrepitosamente. Si nos ponemos como objetivo sacarnos el carnet de conducir y hacemos un fallo eliminatorio en el examen práctico, no nos vamos a sentir orgullosos de todo el trabajo invertido. Nos sentiremos decepcionados porque no hemos conseguido el objetivo. Este sentimiento hace que, mucha más gente de la que pensamos, coja traumas con este tipo de momentos (suspender el examen práctico, suspender un examen de una lengua extranjera) y decida no intentarlo nunca más.
  • Otro problema que encontramos es que son momentáneos. Puedes estar todo un año entrenando para participar en un Ironman y sufrir lo indecible tanto a nivel de entrenamientos, de nutrición como en el propio día de la carrera que, sin embargo, la satisfacción de haberlo conseguido va a durar los N primeros minutos/horas/días tras haber llegado a la línea de meta.
  • Uno de los efectos secundarios del punto anterior es que en cuanto la adrenalina de haberlo conseguido se pasa, tendemos a pensar que fue más fácil de lo que en realidad fue y empezamos a planear un objetivo de mayor nivel. Por ello, nunca estamos completamente satisfechos o felices.
  • También es muy curioso el conocido como efecto yo-yo. Este efecto consiste en que estamos mucho tiempo trabajando para conseguir un objetivo pero cuando llegamos a conseguirlo, tendemos a relajar todas esas buenas acciones que hemos seguido estrictamente para llegar a la meta consiguiendo el efecto radicalmente contrario. Un buen ejemplo de este efecto son los objetivos de pérdida de peso. Un buen día decidimos que nuestro peso ideal son N kgs. Trabajamos muy duro tanto deportiva como nutricionalmente para que la báscula llegue a ese valor. Sin embargo, una vez lo hemos conseguido, es habitual la gente que sintiéndose orgullosos del logro, deciden premiarse algún alimento de los que se han estado privando anteriormente. Un premio nunca es un problema si es aislado, lo realmente negativo es la tendencia a permanecer en ese estado de relajación por un tiempo continuado consiguiendo los contra-objetivos que fuerzan a empezar el ciclo de nuevo.

Como vemos, todos estos puntos nos empujan a una gran posibilidad de frustración si no conseguimos el objetivo que previamente nos habíamos marcados. Es importante recalcar que definir objetivos en sí no es negativo ya que indican nuestros anhelos y deseos. Pueden ser muy útiles para fijar la dirección que queremos tomar. Sin embargo, es un método terrible para medir los resultados. En su lugar podemos mejor utilizar los denominados sistemas.

Hablaremos de los sistemas largo y tendido en los siguientes artículos, sin embargo y por introducir algo sobre ellos digamos que se fijan más en el proceso, en el día a día, las pequeñas acciones que en el resultado final de las mismas. Además por definición, son ese conjunto de acciones que dependen 100% de ti por lo que tenemos completa libertad de adaptar, mejorar, modificar o remplazar dependiendo de nuestro contexto. Son progresivos por lo que podemos ver la evolución a lo largo del tiempo manteniendo nuestro sentimiento de consecución aunque estemos aún lejos del objetivo y finalmente, no tienen por qué acabar si decidimos implantarnos en nuestro día a día.

Con todo esto, ¿Prefieres implantar la idea de sistemas en tu vida, que es mucho más motivante y justa con tu duro trabajo diario o prefieres por el contrario seguir siendo injusto contigo mismo, sufriendo más en el proceso e incluso con peores resultados globales?

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José María López Palomo
José María López Palomo

Written by José María López Palomo

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