¿Por qué deberías firmar más contratos?
Normalmente asociamos los contratos a un entorno laboral o contextos formales como contratos de vivienda o de exención de responsabilidades por lo que en general tendemos a sentirnos incómodos con ellos o al menos a ponernos alerta. Sin embargo te explicaré cómo podemos aprovechar esta “formalidad” a nuestro favor y cómo los contratos se pueden convertir en uno de tus mejores aliados: hablamos de los contratos de conducta.
Llamaremos contrato de conducta es un acuerdo verbal o escrito por el cual te comprometes a cumplir un determinado hábito con unas consecuencias explícitas que ocurrirían en caso de no ser cumplido. Aunque tienen formato abierto y los puedes descomponer como más útil sea para ti, normalmente se componen de las siguientes partes:
- Declaración. Es la enunciación en pocas palabras o frases de la conducta que se quiere hacer o dejar de hacer. Una frase que describe de manera concisa pero clara y efectiva la intencionalidad detrás del contrato. Un ejemplo podría ser: “Un objetivo de Jose para el tercer trimestre de 2022 será volver a un ritmo y distancia aceptables”
- Explicación. Descripción con mayor detalle sobre la idea expuesta en la fase de la declaración intentando limitar las ambigüedades lo máximo posible. “Jose se compromete a correr al menos 3 días por semana con al menos dos de ellos distancias iguales o superiores a 10kms”
- Consecuencias o castigo. El detalle de lo que ocurriría si no se cumpliera dicho conrato. “Por cada semana que acabe con menos de 3 días en los que Jose ha corrido o si la distancia de al menos dos de ellos no sobrepasa los 10kms, Jose se compromete a pagar una cena a su pareja”
- Firmas. La prueba documental que las partes implicadas están de acuerdo con el contrato descrito.
Pero… ¿De qué sirve formalizar algo de nuestra vida diaria? No es más fácil y rápido simplemente comprometerse con uno mismo. ¿En qué me beneficia este concepto de los contratos de conducta?
- En primer lugar, nuestro cerebro es muy inteligente y es capaz de encontrar excusas y de autoconvencerse de manera muy efectiva. El hecho de tener una persona que se compromete a revisar nuestro progreso (normalmente conocidos como accountability partners) hace que tengamos que tener realmente razones de peso para explicar por qué no hemos sido capaces de cumplir con lo comprometido. Normalmente cuando tenemos que dar explicaciones a otras personas, tenemos que describir realmente lo que ha ocurrido y si es por pereza o dejadez, se nos hace especialmente incómodo explicarlo. Además de lo anterior, tener otra persona partícipe de nuestros progresos nos permite poder hablar más sobre el proceso que estamos realizando y hacer un seguimiento periódico del mismo.
- En segundo lugar, los contratos de conducta nos obliga a tener que definir consecuencias o castigos doloros que se activan de manera inmediata si el contrato no occure. Estas consecuencias pueden ser tan intenssas como los interesados deseen y el dolor o incomodidad que generan, funciona como motivación adicional para mantener el hábito activo. Es importante incidir en que la intensidad del castigo debe ser proporcional a la acción que se está intentado evitar. De nada sirve poner una multa de un millón de dólares a un cargo público corrupto si actuar de una manera ilícita le ha generado unos beneficios diez veces mayores.
Con todo ello podemos concluir que establecer contratos de conducta sobre aquellos hábitos que más nos cuestan mantener o más nos beneficia incluir de manera rápida pero efectiva, puede convertirse en un recurso muy interesante y un aliado excepcional.
Espero que esta publicación haya sido de tu interés, que seas capaz de construir contratos de hábitos eficaces y nos vemos en el próximo artículo.