¿Te cuento un secreto?

José María López Palomo
4 min readApr 8, 2022

--

He tenido la suerte de entrevistar a mucha gente para un entorno laboral y una de las preguntas que más me gusta hacer es la de las fortalezas y las debilidades. Sinceramente, no creo que lo que me estén contando sea totalmente cierto (soy consciente de que se están intentando vender), pero me gusta ver el nivel de profundidad y de autoconocimiento que cada uno tiene sobre si mismo. Recuerdo que una de las respuestas típicas a las debilidades es ser bastante perfeccionista. Es curioso ver como la gente considera que el perfeccionismo es una debilidad “positiva”. “Mira… lo siento mucho pero tiendo a la perfección, ¡qué le vamos a hacer!”.

Pues bien, tras mucho y profundo análisis personal, considero que el perfeccionismo es uno de mis mayores flaquezas, y no, no te estoy intentando vender ninguna imagen de mi, simplemente quiero desmitificar una realidad que muchos sufrimos. Y es que como bien dice la frase “Lo perfecto es el enemigo de lo bueno” e intentaré explicarlo en los siguientes puntos:

  • Complica la idea y la ejecución. Soy ingeniero y a menudo trabajo en proyectos que son bastante complejos a nivel conceptual incluyendo muchas variables distintas que interaccionan entre sí. Buscar la herramienta perfecta significa elevar el nivel de sofisticación del software, máquina o proceso a unos niveles que, en realidad no son necesarios. Por ello, cualquier persona que se una en un futuro tendrá mayor curva de aprendizaje y necesitará más tiempo para empezar a ser productivo y la visión global del sistema será mucho más difícil para todos.
  • Lleva mucho más tiempo. Oviamente mayor complejidad conlleva un mayor tiempo de ejecución. Muchas veces, la ejecución no es suficiente, sino el momento en el que ese producto está disponible. De nada sirve generar una idea brillante para resolver un problema o necesidad, si cuando el proceso está disponible, la necesidad ya ha sido resuelta. No tiene mucho sentido desarrollar una aplicación de mensajería gratuita entre personas super segura, rápida y usable si el 90% de la población ya está usando y está familiarizada con Whatsapp.
  • Mayor probabilidad de fallos. Un proyecto complejo y con muchísimas aristas e interconnexiones tiene un mayor número de potenciales problemas derivadas de su propia naturaleza. Si se puede colocar una simple tubería recta que conecte la toma de agua con el grifo, no tiene sentido crear un circuito apasionante de tuberías, codos, giros y tirabuzones porque cada una de estas uniones será un posible punto de escape de aguas.
  • Gestión emocional más complicada. Como hemos comentado ya en infinidad de artículos en este blog, las acciones que son iniciadas por un disparador, finalizan con una recompensa que nos satisface y eleve nuestros niveles de dopamina. Sin esta satisfacción final, la probabilidad de seguir trabajando en esa dirección es nula. Ser perfeccionista con un proceso conlleva hacer una estrategia tan elaborada y a tan largo plazo, que traslada nuestro momento de satisfacción a una posición mucho más lejana temporalmente por lo que tendremos que ser tremendamente persistentes para alcanzar el final del mismo.
  • Muchas buenas ideas se queden por el camino. Si juntamos algunas de las ideas anteriores podemos ver que en el caso de que no seamos capaces de mantener el foco en la actividad hasta llegar a ese lejano final o en el caso de que la necesidad sea resuelta antes de finalizar nuestro proyecto, nuestro trabajo carecerá de sentido y será abandonado. No tiene sentido dedicar tiempo, esfuerzo y recursos en algo que ya no se necesita. Por ello, podemos decir que el perfeccionismo es un gran cementerio de ideas brillantes.
  • Frena el avance. Todos sabemos lo importante que es muchas veces moverse rápido y más si trabajamos con gente. No es lo mismo trabajar tres meses por tu cuenta y enseñar el resultado final que hacer unos bocetos o prototipos rápidos para generar conversación con el cliente aunque la calidad de esos bocetos sea la “justa” para representar la idea. Si a cada dificultad que encontramos tendemos a solventarla con la idea óptima, nos encontramos definitivamente en un bucle exponencial ya que esa nueva idea generara mayores dificultades. Este concepto finaliza irremediablemente en desastre porque demora injustificada en las entregas.

Con todo ello y aún sabiendo que a cada paso tengo que luchar contra mi tendencia a la idea óptima, uno de los mayores aciertos de mi vida es aplicar la idea de la solución iterativa o MVP (Minimum viable product) para el día a día. En realidad no desisto de hacer un producto/proceso de altísima calidad, simplemente hackeo el proceso. Empiezo con la idea más sencilla que puedo encontrar para cubrir la necesidad por muy obvia y rápida que sea. Una vez está funcionando satisfactoriamente, busco la mejora más sencilla que tenga el mayor impacto posible sobre la calidad del producto y la implemento y así sucesivamente. Si nos fijamos, desde un comienzo me encuentro con versiones que funcionan adecuadamente cada vez de una calidad mejor. Cuando por motivos personales o de tiempo, no puedo dedicar más tiempo en mejorar la idea, tanto yo emocionalmente como el cliente final estamos satisfechos con al calidad del producto o servicio. Esta idea puede realmente aplicarse a todos los niveles de la vida, desde la limpieza de la casa, el mantenimiento de la moto o las relaciones personales. La potencia es ilimiatada.

Espero que este texto haya sido interesante para ti y nos vemos en el próximo artículo.

--

--

José María López Palomo
José María López Palomo

Written by José María López Palomo

An extremely passionate and proactive person applying the most demanding technologies to solve complex problems. Natural team leader, excellent motivator.

No responses yet